A mediados de los 80, el thrash metal se convertía en un movimiento mundial y cientos de bandas en todo el mundo comenzaban a ensayar este estilo y a ensanchar su campo de posibilidades. Uno de estos interesantes proyectos fueron los ingleses encabezados por Martin Walkyier y Andy Sneap, los reconocidos Sabbat.
Inglaterra nunca fue un terreno fertil para el thrash, allí la influencia de la NWOBHM oscureció cualquier otra tentativa dentro del metal por varios años, incluso el death metal tuvo que esperar hasta principios de los 90 para poder hacerse conocer. La movida grindcore circulaba por un circuito enteramente subterráneo; sin embargo, una pequeña banda de Nottingham daría muchísimo que hablar dentro del thrash metal.
Sabbat se formó en 1985 y solo produjeron tres discos, de los que solo dos se consideran clásicos. Es el típico ejemplo de banda con una avara producción numércia que alcanza el estatus de culto debido a lo excepcional de su trabajo. ¿En qué radica esta excepcionalidad? Sabbat es una banda musicalmente de thrash metal y es por todos conocidos que el thrash se debatió siempre entre sus dos herencias fundamentales, el gusto por la complejización musical propio del heavy metal y la impronta punk basada en la sencillez y contundencia de la base rítmica y los arreglos. Muchas bandas sucumbieron en esta tensión y quizás fue una de las razones de la pronta extinción del thrash en el periodo clásico y su suceción por el death, un género que asumió su herencia metálica quizás con menos complejos. Sabbat consiguió hacer una síntesis entre ambas y le agregó elementos hasta ese momento y aún ahora inéditos en el género. Su música es una especia de thrash metal contundente pero lleno de cambios al interior de las canciones que están constantemente blindadas con solos de guitarra típicos del heavy metal, es como si fuese una banda thrash de la NWOBHM, algo que no se había visto y que no se vería de nuevo. Las voces a cargo de Martin Walkyier recuerdan las del thrash metal alemán de la época, sobre todo la de Mille Petrozza pero con un timbre un poco más grave, por momentos parece Tom Warrior de Celtic Frost. Sin embargo, lo que contribuyó a darle un regusto realmente diferente a esta banda fue, por un lado su imagenería y simbología y por otro, las letras y temática de sus discos que los colocaban en una circunstancia única.
El thrash heredó del punk gran parte de sus preocupaciones sociales y hasta políticas y en general rechazó el aspecto mágico, mitológico y fantástico del heavy metal de los 70 pre NWOBHM. Las únicas concesiones en ese rubro tuvieron que ver con algunos temas pseudoocultistas en bandas como Slayer, Destruction o Sodom, pero estos solo emplearon lo demónico de manera sistemática en las primeras fases de sus carreras, luego migraron a una sensibilidad más social que les vinculaba con grupos hardcorianos a lo DRI. Sabbat en cambio hizo suya la tradición mágico-mitológica presente en bandas de rock de los setenta y del primer heavy metal y desarrolló en el plano visual a través de su logo, portadas y tipografía (además de los atuendos) una imagenería fantástica basada en las leyendas anglosajonas de la edad antigua que habían llegado hasta nuestros días a través de la mitología medieval. Temática que desarrollaron también en sus demos y discos, en los que trasunta un misticismo personal que iba a la búsqueda de la esencia de la vida tratando de retomar la vía del folkclore inglés, o de lo que los integrantes de Sabbat creían que era esa vía. Las letras de sus canciones desarrollan historias y cuentos ambientados en una especie de tierra encantada y a la vez natural en la que la sabiduría de magos y shamanes al lado de la valentía, no de guerreros sino de bardos y aventureros, tienen el protagonismo. Esto se ve en particular en su segundo disco, el Dreamweaver: reflections of our yesterdays (1989); basado en el libro del medievalista inglés Brian Bates The Way of Wyrd (1983), estudio novelado acerca de las verdaderas costumbres de los antiguos pueblos anglos y sajones luego de la caída de la provincia de Britania en manos de los bárbaros a partir del siglo VI de nuestra era. Obra en la que se cuenta la historia del descubrimiento de parte de un cristiano de la sabiduría natural de estos pueblos de la mano del shaman Wulf. Este libro impactó mucho en Martin Walkyier compositor y vocalista de la banda, que empleó sistemáticamente este tipo de lecturas para sus canciones. Poco a poco fue derivando en temas cada vez más paganos y eso empezó a generar rencillas con Andy Sneap, principal guitarrista de la banda. Quien quería una focalización menos mística y más realista en sintonía con la forma en la que se venía desarrollando el metal entonces. Luego de varias exitosas giras en Europa (se recuerda mucho un VHS del concierto en Berlin en marzo del 90 que circuló bastante a primeros de la década), Walkyier se separó de la banda para iniciar un proyecto más ambicioso (y más focalizado en el pagan folk pre black metal) Skyclad pero esa ya es otra historia.Sabbat continuó y se reformó con nuevos integrantes y con otro cantante, el producto fue el Mourning has Broken de 1991, al parecer la aproximación del nuevo cantante, Ritchie Desmond, inspirada en la herencia de Ronnie James Dio, no cuajó en la estructura musical, que de todas maneras era thrash, del resto de la banda, generando un disco que si bien no es un desperdicio, sufre de la tirantez entre la violencia trash y el melodismo clásico, generando un producto esquizofrénico que termina por hacer agua en varios frentes.
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