sábado, 23 de febrero de 2013

LA CIENCIA DEL BAILE EXTREMO

Algunos padres no llegarán a comprender nunca la pasión de sus hijos por las músicas extremas, pero es posible que los científicos sí: un nuevo estudio publicado esta semana en arXiv trata de explicar a través de la física el baile violento que se practica en algunos conciertos.

Según Jesse Silverberg y Matt Bierbaum, estudiantes de la Cornell University (Estados Unidos), la música agresiva y el baile violento que suele acompañarla podrían ser elementos clave para comprender situaciones extremas como los disturbios o el pánico ante los desastres.


Silverberg y Bierbaum han estudiado durante dos años el «moshing» en conciertos aplicando teorías del movimiento y las propiedades físicas de los gases para entender el caótico baile de los asistentes.


El moshing, para aquéllos que nunca han ido a un concierto de Punk o de Metal , es un tipo de baile en el que los participantes se empujan y chocan entre ellos. Se trata de un ritual social que los antropólogos han relacionado con naturalezas descontroladas, dinámicas y a menudo violentas.


Silverberg y Bierbaum, sin embargo, creen que este comportamiento puede ser estudiado aplicando modelos de partículas gaseosas. Efectivamente, cuando éstas flotan en grupo, suelen chocarse y empujarse entre ellas, creando patrones caóticos.


«Nos interesaba descubrir cómo se comporta el ser humano en situaciones similares», afirma Silverberg, «pero no es muy ético originar un disturbio para investigarlo».


Física extrema


Así, los científicos vieron en los conciertos una forma de estudiar el movimiento colectivo agitado sin causar ningún daño. El equipo analizó horas de grabaciones de distintos conciertos, y también acudieron a muchos. Efectivamente, Silverberg y Bierbaum reconocieron patrones físicos en la mayoría de ellos.


Es más, distinguieron dos formas distintas de baile: el moshing como tal, que sigue un patrón propio de los gases, y otro similar en círculo, en el que los participantes se empujan y golpean mientras bailan formando un círculo y que puede seguir un patrón similar a un vórtice.


Basándose en sus observaciones, el equipo creó un modelo interactivo mediante simulaciones por ordenador para describir el comportamiento.


Instinto animal


«Algunos grupos de animales se comportan de manera muy parecida, es lo que los físicos llaman ‘comportamiento de rebaño’ o ‘comportamiento gregario’», señala Bierbaum.


Al igual que ocurre con las bandadas de pájaros o los bancos de peces, se pueden aplicar reglas sencillas en individuos de grupos amplios, como los «moshers», para comprender su extraño comportamiento. Así, los ordenadores pueden recrear un número casi infinito de acciones en segundos. Estos modelos pueden ser útiles a la hora de diseñar espacios que minimicen los daños o lesiones o para adaptar las respuestas a incendios, por ejemplo.


«La conclusión es que el comportamiento en los conciertos puede ser utilizado para construir mejores estadios y salas de conciertos», afirma Silverberg.


James Sethna, uno de los profesores que asesoraba a los investigadores, señala el interés de sus estudiantes por la ciencia de las músicas extremas, «no se despertó con la intención de construir estadios. Empezamos porque queríamos saber si se podía explicar el comportamiento humano sin emplear métodos muy complicados».


Silverberg, aficionado a la música, cree saber qué grupo produce los mejores resultados: «Killswitch Engage vuelve locas a las masas. Aunque es cuestión de gustos».

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