Este signo representa la fuerza, la agresividad, el deseo de
afirmación viril; así como la violencia, el ímpetu, la fuerza brutal a
menudo necesaria para defensa del entorno en el que el hombre vive. A
Aries le corresponde la primera casa del Zodíaco, que representa la
personalidad en el estado puro, los instintos, el carácter del individuo
enfrentado a sí mismo. Es la primera toma de contacto con el mundo.
Aries representa el nacimiento, que es siempre un acto violento. Quien
nace con el Sol en este signo es valiente, intrépido, pero también
informal en el trabajo, intolerante y a menudo agresivo. Impaciente, lo
quiere todo al instante; ataca con furia, a menudo ciega e
irracionalmente, quemando etapas e infravalorando las dificultades.
Vienen compensados por el deseo violento de alcanzar las metas por
ellos fijadas por su gran vitalidad (exaltación del Sol). Si el
obstáculo es demasiado llega a ser superado, Aries cae en frustraciones
profundas y en estados de pesimismo. Su vida está caracterizada,por
períodos de optirnismo que alternan con períodos de desaliento. Su
comportamiento está dominado inestabilidad, cambios bruscos, por la
emotividad, por la tendencia al riesgo.
Es el signo de la cólera imprevista, de quien quiere quemar en un
instante todas sus energías potenciales. Esto conlleva el peligro de que
esa fuerza impetuosa y desordenada siga una dirección equivocada o que
se convierta en destructora. Aries, que ama el riesgo, vive su vida como
un guerrero que debe afrontar siempre nuevas batallas. Valiente y
generoso, pero también deseoso de independencia se convierte en un ser
intolerante cuando se ve sometido a algo o a aspira a ser algo
importante, pero sólo puede alcanzar sus ambiciosas metas si los demás
aspectos de su carta natal le confieren la coherencia, el razonamiento y
la capacidad de reflexión indispensables para llevar a buen fin
empresas que tienen necesidad de un espíritu paciente.
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